Hubo un tiempo en que...

Hubo un tiempo en que sus nombres se mencionaban con devoción y respeto. En que se enunciaban a gritos en los campos de batalla y se veneraban en los templos. Hubo un tiempo en que eran susurrados en los callejones oscuros y en los oídos de los amantes. Que mencionar sus nombres garantizaba el honor de quien los usaba, o provocaba la risa de una multitud. Que se invocaban para garantizar una buena cosecha, o como guarda contra la enfermedad. En que aprendimos con sus historias a vivir, a sentir y a ser.
Hubo un tiempo en que hablar del trueno era hablar de los golpes de Mjolnir, o que los rayos eran la ira de Zeus. En que el sol se alzaba no como una esfera en llamas a millones de kilómetros, sino porque la barca solar de Ra surcaba los cielos o se reflejaba en su espejo el brillo de Amaterasu. En que los bosques no eran superficies que talar sino el territorio de caza de Cernnunos, o las tierras protegidas de Sylvanus. En que sabíamos que al morir caeríamos en el reino de Ah Puch, o quizás descenderíamos a la rueda kármica esperando renacer. Que no dudábamos de que Nu Wa había restaurado el cielo, o que los niños deformes debían sacrificarse a Baal porque así garantizábamos el bienestar de la comunidad. Que maldecíamos el nombre de Cheronbog y pedíamos que el Barón nos guiase en las fiestas.
Hubo un tiempo en que ellos caminaban entre nosotros.
Pero esos tiempos se han acabado. A todos les hemos dado la espalda. Ya no tememos la flecha certera de Artemisa al pasear por el bosque, igual que no pensamos en La Morrigan al ver un cuervo. Vino el dios crucificado y se los llevó a todos, vino el dios del desierto y quemó sus tierras, vino la ciencia y nos hizo olvidar sus historias. Supersticiones. Habladurías. Relatos étnicos de otros tiempos. Mitología. El mundo perdió su brillo, perdió su magia y no nos dimos ni cuenta.
Pero ellos no nos han olvidado. Aún caminan entre nosotros, entre los rascacielos de Nueva York y las montañas del Himalaya. Sus intrigas aún afectan los gobiernos escandinavos y los ejércitos de los cárteles mejicanos. Sus palabras aún se pueden escuchar en las charcas contaminadas y en los bosques talados. Porque ellos crearon todo esto y ellos siempre han sido sus dueños. Y nosotros, pobres mortales, lo hemos olvidado.
Hubo un tiempo en que se les reverenciaba y adoraba. En que procreaban con los mortales para generar héroes de leyenda. Aquiles, los Gemelos Heroicos, Ragnar Lothbrok... nombres que la historia considera mito, pero hubo un tiempo en que los mitos eran reales. Guan Yu dirigió los ejércitos chinos durante el periodo de los Tres Reinos y Hércules realmente superó las doce pruebas que se le pusieron delante. Odiseo tardó diez años en regresar a Ítaca desde conquistar Ilyon y Arturo tuvo una espada regalada por una dama del lago.
Pero ellos no han olvidado. Ellos siguen entre nosotros, y sus hijos también. Y tú eres uno de ellos.

Memoria y Pensamiento

Hugin y Munin sobrevolaban la fría noche, batiendo sus alas con fuerza mientras sus miradas poderosas recorrían las calles bajo ellas. Uno más educado, casi británico, el otro menos cortés, pero siempre hermanados. Y siempre al servicio del Allfather, el Dios tuerto, como en aquella noche en que sus vuelos los llevaban por las calles neoyorkinas. 
Era difícil imaginar que en esas calles mundanas de Midgard, lo portentoso podía darse. Entre las sirenas de la policía y el olor del puesto callejero de perritos calientes, lo sobrenatural se movía en sus violentos espasmos. Allí, en el mundo medio, se luchaba la misma guerra que en Asgard o en Helheim, en el sobremundo y el inframundo, atados siempre por Yggdrasil. Y, posados en un balcón de metal, les era fácil notar lo que a ojos meramente mortales pasaba desapercibido.

Por ejemplo, en el callejón bajo ellos, un hombre luchaba contra un grupo de maleantes. Cualquiera que lo viese pensaría que era un soldado entrenado, quizá un miembro de los Seals o alguna otra unidad de élite; a sus ojos pasaría probablemente desapercibido que luchaba con una espada antigua, corta, propia de las legiones romanas o de las falanges griegas cuando no luchaban con lanza. Era obvio para los cuervos que por sus venas corría la sangre de algún Dios de la guerra, acaso Belona o Ares, por cómo sus estocadas certeras y violentas destrozaban a sus atacantes que, igual que él, poco tenían de humanos. 
Pero no se encontraban en Midgard por ese humano. No. Tenían un encargo, pues en algún lugar de la ciudad se suponía que debía estar el nuevo hijo de Thor, que su padre consideraba que finalmente estaba listo. Era hora de indicarle donde tenía los regalos que le correspondían por herencia, y que ocupase su lugar en el frente de la más tremenda e invisible guerra de todas. Pero, a ojos de los dos pájaros, estaba claro que ese joven ya había abandonado la ciudad y había marchado antes de tiempo a las montañas. 
"Si es que ni en las jodidas profecías se puede confiar ya" pensaba Hugin, mientras Munin recordaba tiempos en que las cosas eran bien diferentes. Con un revoloteo, ambos batieron sus alas y se alzaron hacia el cielo nocturno. Abajo quedaba el solitario hijo de algún Dios, luchando contra aquellos enemigos oscuros. Pero esa no era la misión de los cuervos, fuera quien fuese el padre de aquel hombre, si se preocupaba por su descendencia ya se encargaría de enviar algún emisario para que le ayudase.

Ambos sabían que eso era extremadamente improbable. Que en aquella cruenta guerra que se luchaba, entre dioses y titanes, la muerte de un héroe joven apenas se notaría. Demasiados caían ya en los campos de batalla y cada vez se engendraban menos... el tiempo se agotaba. Era necesario que nuevos ocupasen el lugar de los caídos, y entrasen en el conflicto, pero eso era extremadamente peligroso para ellos y difícil. Nacían capturados en medio de las maquinaciones de sus padres divinos y sus rencillas, entre el deber de luchar en la guerra y la envidia y temor de los poderosos. No era fácil no, y la mayoría de ellos no sobrevivían a las pruebas del comienzo de su camino. Pero aquellos que lo lograsen, con suerte se convertirían en semidioses o incluso seres plenamente divinos, dispuestos a luchar y a defender Asgard, el Olimpo, o los Palacios en el Cielo.

De momento, los dos cuervos marchaban al norte, a buscar a aquel que Thor había escogido... probablemente, como solía ocurrir con el dios del martillo, fuese un inocentón bonachón y fuerte; listo para ser aplastado entre los engranajes de una guerra que requería no solo fuerza sino también inteligencia y saber hacer. Solo podían esperar los cuervos que el joven encontrase otros como él pronto, y que juntos pudiesen enfrentarse a las complicadas pruebas por venir.
Porque si Asgard mismo estaba asediada, la llave para su defensa bien podría encontrarse en las tierras a menudo ignoradas de Midgard. Entre héroes y mortales, ignorantes de las criaturas que se movían entre ellos. Puede que no los mortales no lo recuerden ya, pero en los picos de las montañas canadieses anidan los rocs, igual que en los cuevas de las profundidades de la Amazonia aún viven los camazotz, y los gatos aún son considerados sagrados para unos pocos de los habitantes de El Cairo.
Con un batir de las alas, dejaron la ciudad atrás y comenzaron a surcar el espacio camino de las montañas distantes. Portavoces del Destino, llevando un mensaje al cual ellos eran ciegos. Porque fuera lo que fuera que deparasen los hados, las Nornas no lo decían, ni siquiera a los Dioses.

Tinta de Leyendas

Bienvenido a estas páginas, te voy a contar una historia que sin duda es extraña. Una historia escrita en la tinta especial con que se narran las leyendas, de la cual yo solo soy la cronista privilegiada. Muchos que lean este texto pensarán que esta joven periodista griega ha hecho un fascinante trabajo mezclando la realidad de estos años con la fantasía, para crear una narración cautivadora y llena de magia. Y está bien que así sea.
Pero la realidad es mucho más compleja que eso pues, en ciertos niveles, todo esto ocurrió tal como lo cuento. Por mucho que el tiempo haya cambiado las interpretaciones, hubo un momento en que esta gente existió, fueron de carne, hueso e ícor. Vivieron, amaron, sufrieron, como todos nosotros, pero de una manera completamente diferente al mismo tiempo.

Hablaremos de los portentosos avances en el estudio del cáncer que se llevaron adelante en el MIT liderados por un grupo de jóvenes brillantes, encabezados por uno que eventualmente se volvió loco y acabó escribiendo cosas incomprensibles. O la historia del surgimiento del famoso grupo Praise the Sun, cuyos álbumes han vendido millones de copias por todo el mundo, y que todo el mundo considera un grupo de frikis con referencias a Dark Souls y otros videojuegos. O del último éxito del cine de Hollywood, Marrying the Lady of Fire, esa intrigante película romántica y maravillosa, que surgió de la mente de algunos de los mejores guionistas del mundo y ha arrasado en taquilla y en los Oscar.
Porque, bajo su apariencia cotidiana, se esconden historias que por reales, no resultan creíbles.
Caminaremos por la tierra de las leyendas urbanas, en los lugares donde aún se recuerdan ciertos elementos que el mundo moderno considera imposibles. Desde los templos de Kyoto donde los rumores cuentan que en una noche sin luna todavía se puede escuchar el entrechocar de las katanas, a los campos de Irlanda donde se narra la historia de la joven que hacía florecer las plantas y devolvió la fertilidad a la tierra. O en Nueva Orleáns, donde se susurra el nombre de la hougun que podía devolver la vida a los muertos pese a su pálida piel y su cabello rojo.
Porque todo esto pasó. Yo lo vi. Yo estaba ahí. Y por eso, ahora, lo cuento.
Yo estaba ahí el día en que Al-Sisi fue asesinado después de transformarse en una serpiente gigante, o cuando el dios chacal del desierto acudió para llevarse un alma gritando al Duat. Y si no escribo su nombre, es porque es parte del poder de las deidades de los faraones el incrementar su posición simplemente porque su nombre sea escrito, y desconozco cómo se encuentran ahora los conflictos entre los señores del Nilo. Y, desde luego, no quiero atraer la atención del Destino sobre mi con un acto tan descuidado.
Las antiguas religiones siempre le daban vueltas al Destino y eso es por una razón. Porque el Destino es real, no como una fuerza que lleva al orden, sino como un niño pequeño que quiere que le cuenten una buena historia. Un niño con el poder más absoluto de todos. Un tirano universal. Yo le he visto derribar un avión en el aeropuerto J.F.K., y aún ahora se pueden encontrar algunos supervivientes que contaban que una chica irlandesa había evitado que se estrellase contra la pista. Y aunque siempre se dice que fue debido a un escape de gas causado por las imprevistas lluvias, cuando las calles de Las Vegas explotaron fue debido a que bajo las mismas había una hidra con hambre.
Todo esto, y mucho más, ocurrió. Desde el conflicto de misiles de Corea del Norte por culpa de un pergamino extraviado, a los cambios en la política rusa por una sangre que es propia de gigantes. Desde la construcción del nuevo Coloso de Rodas a los misteriosos sacrificios rituales de una asesina arrepentida en las pirámides mayas. Desde las giras masivas de youtubers a favor de la ecología y otras causas, a la reconstrucción de Haití tras una tormenta como ninguna que se conociese. Porque todo esto no ocurrió como cuentan los historiadores, sino como narran las leyendas urbanas, por eso usan una tinta especial. Nosotros ya no creemos en ellos, pero ellos siguen existiendo y escriben con su propio ritmo sus historias y enfrentamientos.
Porque los dioses son veleidosos, ambiciosos, egoístas, cortos de miras y conflictivos. Justo como nosotros los soñamos. Sus pisadas invisibles siguen recorriendo el mundo con susurros llevados en las alas de los cuervos del dios tuerto o de las tres mujeres del destino. Como nosotros los mortales, son capaces de las mayores proezas y de las mayores aberraciones, pues mueven los hilos de las historias que el Destino quiere ver. Y luego nosotros las contamos en torno al fuego, como si solo fueran relatos de entretenimiento, pero al mismo tiempo son mucho más que solo eso.
Ya Jung hablaba del inconsciente colectivo, pero fracasó a la hora de entender lo profundo que iba esa madriguera de conejos a la que yo, como Alicia, fui lanzada a raíz de una entrevista. Porque si bien el mundo es como lo conocemos, al mismo tiempo es muy distinto y portentoso. En las calles habitan traficantes de droga que venden agua del pozo de las profecías, las hadas aún se llevan niños en sus círculos de setas, y el Emperador de Japón realmente es hijo de la Dama Sol. Hay quienes temen con razón que desde el arcoiris suene el cuerno que marque el final del largo invierno y del mundo, igual que otros temen el momento en que la falta de sangre evite que el sol se alce por las mañanas. Porque, aunque no lo recordéis, ya ocurrió que el sol no se alzase y el halcón tuerto tuviese que salir a buscarlo por el mundo.
Así que acompañadme en estas páginas, creáis o no mi historia, porque simplemente por contarla el mundo entero cambia. Porque la magia vuelve a las calles de las que nunca se fue. Porque las Olimpiadas siguen conmemorando al dios del arco y la lira, y Marvel llena los cines con las historias del portador del martillo. Porque antiguos poderes se han refugiado en una Roma que pierde su magia como parte de una guerra cuyas apuestas son la misma realidad en la que vivimos, y oscuras deidades maquinan en el desierto que una vez fue Babilonia. Y, al final, la sonrisa del rey de las mentiras sigue causando desconcierto de un lado a otro del mundo, desde los ordenados miembros de la gran burocracia a las arañas que habitan en África.
Y todo comienza en un orfanato de Nueva York, donde tres niños van a cruzar sus caminos tal y como sus inmortales padres habían diseñado. Tres niños que luego serán seis, y cuyos nombres hoy en día ya no se recuerdan pero cuyo paso nos ha marcado a todos. Era, como en estas ocasiones suele ocurrir, una tarde que no auguruaba nada especial pero en torno a la cual los goznes del Destino giraban con fuerza…
Extracto de la introducción de la novela The Day the Sun didn’t Rise, de la famosa periodista y escritora griega Mila K. Papadopoulos, nominada este año a múltiples premios por su vigorosa prosa y la magia de sus historias.

El tirano y el usurpador

Trasfondo:
A partir de principios de 2017, el asalto de Terra al Olimpo se va acelerando y fortaleciendo, a medida que sus criaturas van siendo más numerosas y poderosas. Esto empuja lentamente a Zeus hacia una posición de mayor poder para fortalecer el Olimpo, volviéndose crecientemente autoritario en su ejercicio del liderazgo de los dioses griegos. Lo cual, inevitablemente va causando choques con los demás, especialmente con sus hermanos Poseidón y Hades, quienes en teoría son iguales en poder y posición a él.
 
Eventos en curso e indicios:
Las discusiones entre Hades y Zeus fueron creciendo con el paso del tiempo y el aumento de la presión. Teniendo en cuenta que el Inframundo estaba en relativa paz y tranquilidad, Zeus exigió cada vez más de su hermano y este respondió de malas maneras cada vez que su hermano intentaba imponerle una nueva medida "por el bien del Olimpo". Al final, el 4 de enero del 2018, las cosas explotaron en una muy agria discusión. 

El 2 de febrero, Hades finalmente decide que se ha hartado de aceptar las órdenes del tirano de Zeus, y le indica a su esposa Perséfone que este año no subirá con su madre Démeter a pasar los seis meses que le corresponden; en su lugar, permanecerá con él durante esos meses. Este choque frontal agravó la situación con Zeus y las declaraciones hostiles entre ambos hermanos se suceden, al mismo tiempo que la primavera tarda en llegar al mundo. Cuando Zeus abandona sus responsabilidades en el Olimpo para conquistar a la animadora Britney Fallhigh, Hades monta en cólera al ver que su hermano que tanto exige por el Olimpo, rápidamente abandona sus deberes para perseguir mujeres.

Así que las discusiones entre Hades y Zeus a partir de entonces se recrudecen más, hasta el extremo de que el 1 de septiembre Poseidón se rinde a la hora de intentar mediar entre ellos por el bien de todos. Con él se van las pocas posibilidades restantes de conseguir un acuerdo pacífico entre ambos dioses, lo cual se confirma cuando el 25 de octubre, Zeus exige a Hades que suba al Olimpo para entregarle a Perséfone, aunque sea con muchos meses de retraso. 

Contrario a lo que muchos esperaban, el dios del Inframundo en efecto asciende a ver a su hermano con su esposa, pero porque tiene sus propios planes. Hades planea poner fin a la dictadura de Zeus y, para ello, ha encargado a Tanatos que encuentre al más poderoso de los hijos de Zeus para que este pueda acabar con su padre como está profetizado. La desaparición el día 31 de octubre de Kristos parece encajar con sus planes, aunque es imposible saberlo tras haberse perdido el contacto con los dioses.

Facciones involucradas:
Dodekatheon: los dioses del Olimpo se encuentran divididos entre numerosas facciones. En principio las facciones principales son las que siguen a cada uno de los tres grandes dioses: Zeus, Poseidón y Hades. Sin embargo, en las cambiantes políticas griegas, al final casi cada dios vela por sus propios intereses. 

Lugares de interés:
Olimpo: sin duda, el centro del conflicto se encuentra en el Overworld griego, trono de Zeus y residencia de la mayor parte de los dioses.

Hades: el segundo punto de interés es en el Hades, actualmente vacío, donde reina el dios del Inframundo.

Jano

Nombre: Jano, Iano
Panteón: Numan

Eventos previos: Jano es el dios de los portales, las transiciones, las puertas y los finales. Dios del cambio, bajo su mirada se conjuga la Roma Eterna y la normal, y con ambas está muy involucrado. Posee dos cabezas, una para cada una de las direcciones, y siempre sirvió como uno de los guardianes de Roma. 

Preocupaciones: Jano es de los dioses romanos el más involucrado en el mundo mortal. Su doble presencia en los portales mortales es señal de que se presenta a menudo a los mortales y por ello se preocupa por ellos. No es un dios clemente, sin embargo, pues no todos los finales son buenos ni todas las transiciones lo son a mejor.

Alianzas: desconocidas, aunque claramente está implicado en la política del panteón romano y goza de influencia o respeto por parte de los Césares.

Enemistades: desconocidas.

Actos en el presente: Jano fue el representante de su panteón durante la reunión de Davos. A mayores, se presentó delante de William O'Shea, Phillip Taylor y Oliver Mace para hacerles entrega de los Brazaletes de Cronos.

Disfraces que adopta: Numerosos.

A menudo, se le ve disfrazado de un hombre mayor, con un overol y ropas de un simple empleado manual de fábrica o algo por el estilo. 

Hijos: en principio, ninguno.

Ed Williams

Nombre: Eduard Williams
Leyenda: desconocida. 
Refugio: su piso en Miami
Apariencia: 3.
Edad: 19 (nacido el 4 de agosto de 1999).
Altura: 1,88
Ojos: negros
Pelo: Negro 
Peso: 77 kg

Historia: Eduard Williams fue una joven promesa del fútbol americano desde pequeño, con una carrera meteórica fomentada sin saberlo por no ser un ser humano completamente. Al contrario, en su interior, la sangre de Cronos le daba energías y velocidad, convirtiéndose desde joven en un white runner de leyenda. Un año rápido en la universidad le llevó a conocer a William O'Shea que jugaba en otro de los grandes equipos universitarios, y de ahí a enterarse de su legado tras una conversación con Jordan Harrison en las Vegas.

Ese verano, fue fichado por los Miami Dolphins para jugar en la NFL, cumpliendo así su sueño. Y todo parecía ir bien hasta que surgieron los escándalos y las pruebas de dopaje el 2 de noviembre, tras un encontronazo complicado con un rival del que el otro salió muy mal parado cuando debería haber sido el vencedor. Ahora su sueño está roto, y aunque William trabaja para evitar que su naturaleza de titán le lleve a la guerra, no parece claro que vaya a ser posible.

Objetivos: Ed solo estaba interesado en el fútbol americano, jugar en la NFL era su sueño y su vida. Ahora eso está roto y no se sabe hacia dónde se encaminará.  

Poderes: De momento se sabe que tiene una velocidad endiablada así como una gran fuerza y resistencia.

Gestas pasadas: ganar con su equipo la liga universitaria de futbol americano y ser uno de los rookies más jóvenes de la NFL.

Personalidad: algo fiestero, centrado en el deporte, inocente en muchos sentidos sobre la vida... su vida era la NFL y ahora eso ya no existe. Hundido y depresivo, es difícil saber hacia qué lado va a caer, y cuánto lo condicionará la naturaleza sobrenatural. 

El rey de la luz

Esta es una leyenda muy antigua y, como tal, muy incompleta. Habla de tiempos hace mucho pasados, cuando el tiempo no era tiempo, el espacio no era espacio, y los dioses no habían nacido. Un tiempo que hoy en día no podemos imaginar y vagamente describimos como la era caótica, el reino de los titanes. 

Pues antes de que Zeus, Odin, Ra y el resto de los dioses marchasen contra ellos y los encadenasen en el fondo del Inframundo, los titanes eran reyes y soberanos. El mundo se inclinaba ante la voluntad del caos, del tiempo, del fuego o de la oscuridad. Es imposible saber cómo era entonces una realidad que escapa a nuestra imaginación, ordenada como está ahora y con los elementos separados entre si. Pero esa era inestable incomprensible para nosotros, existió.

Entre estos titanes, se encontraba el titán de la luz: Akhetaten. Todas las luces, la luz pura, la iluminación... su reino no posee sombras y las criaturas que lo habitan son de pura luz. De entre todas ellas, ninguna sobrepasa en poder, respeto y mando a Aten, su avatar principal, algunos dirían que el único. El rey de la luz no poseía rival en el gobierno del titán, su trono era el más grande e impresionante, las legiones de la luz todas se inclinaban ante él... Pero justo bajo él, Helios encontraba su lugar. El segundo en el poder del reino titánico, el segundo en poder, eternamente envidioso de la posición de Aten, eternamente maquinando cómo tomar el poder que su rival atesoraba.

Cuentan las leyendas, fragmentarias e incompletas como son, que ambos rivalizaban continuamente, y que Aten no soportaba que existiese rival alguno. Cuentan que Helios jugaba a inclinarse ante Aten y a la vez desafiarle cuando no miraba. Y nos narran cómo en sus choques, el reino de la luz se expandía o retraía.

Ignoramos cómo acabaron sus enfrentamientos. Si antes de que los dioses se alzasen acaso Helios había conseguido desafiar a Aten, o finalmente Aten había logrado someter a Helios. Lo que si sabemos es que ambos fueron encerrados durante el levantamiento y durante siglos permanecieron atados al Tártaro. Y que, cuando su cautiverio terminó, solo Aten encontró la salida del Tártaro, dejando a Helios prisionero en su interior. 

El resto no es para nosotros, pobres mortales, para que lo sepamos. Aten reina ahora en la luz, mientras que Helios se pudre en el Tártaro, maquinando y preparando su huida. 

Hades

Nombre: Hades, Aita, Displater, Orcus
Panteón: Dodekatheon

Eventos previos: El hermano de Zeus, igual en poder al Portador de la Égida, es el rey del Inframundo griego, que de hecho lleva su nombre. Casado con Perséfone, con la que sólo puede pasar seis meses (otoño e invierno) por decreto de Zeus, su poder es prácticamente inigualable en el panteón griego, a excepción de por su hermano Zeus y Poseidón.

Preocupaciones: La principal preocupación de Hades parece ser su esposa y su reino, de modo que se ha embarcado en una complicada situación política en el Olimpo para garantizar que ambas cosas están seguras. Una situación que ha devenido en un preocupante conflicto abierto.

Alianzas: Cerbero, Caronte y otros seres del Inframundo le deben su total lealtad, y se espera que cuente también con la alianza de Perséfone.

Enemistades: Zeus en este momento es rival de su hermano, igual que lo es su suegra Démeter.

Actos en el presente: a partir de finales del invierno de 2018, Hades ha iniciado un conflicto abierto con su hermano Zeus al exigir que Perséfone pase todo el año con él y no regrese con su madre. Esto ha generado una primavera y veranos extremadamente fríos por todo el Mediterráneo, e iniciado un complicado conflicto político en el Olimpo entre quienes son partidarios de Zeus y quienes son partidarios de Hades.

Disfraces que adopta: desconocidos 

Hijos: desconocido.

El espía que vino del frío

Trasfondo:
A mediados de 2018, Vladimir Putin comenzó a tomar interés en los fenómenos inexplicables de la historia de su país. Desde Tugunska a Prypiat, eventos del pasado llamaron su interés y en ellos encontró siempre un factor inexplicable. 

Eventos en curso e indicios:
Las investigaciones de Putin se volvieron secretas, y sin embargo se ampliaron a medida que avanzaba el año. Pero se vieron truncadas en otoño, cuando tanto Putin como el director del FSB fueron asesinados el mismo día por un grupo de desconocidos.

Facciones involucradas:
Phillip Taylor: después de convertir en sus jotuns a ambos personajes, es inevitable saber que el scion americano está involucrado.

Asesinos: desconocidos y por motivos desconocidos.
Lugares de interés: 
Moscú: el lugar donde tuvo lugar el asesinato tanto de Vladimir Putin como del director del FSB.

Tugunska, Moscú y un pueblecito: los lugares que Putin y sus unidades estaban investigando. 

Cesar Augusto

Nombre: César Augusto, Octavio, Cónsul de Roma, Primer Emperador
Panteón: Numan


Eventos previos: hijo adoptivo de Julio César, desde joven tuvo que luchar por hacerse con el control de Roma frente a Marco Antonio. Desde entonces se convirtió en el primer Emperador de Roma y probablemente uno de los mejores, rasgos que no mantuvieron sus hijos. Tras su muerte, igual que su padre adoptivo, fue divinizado y ascendió a la Roma Eterna, donde rápidamente se hizo con el control del segundo puesto de Cónsul.

Preocupaciones: a César Augusto le preocupa el bienestar de su pueblo romano, tanto el mortal como el inmortal. Cronos es por ello una amenaza increíble, pero también está enormemente preocupado por las injerencias de otros panteones en su territorio.

Alianzas: desconocidas.

Enemistades: desconocidas.

Actos en el presente: ninguno conocido de momento, salvo gobernar la Roma Eterna.

Disfraces que adopta: desconocidos

Hijos: en principio, ninguno.

Julio César

Nombre: Julio César, Cónsul de Campo
Panteón: Numan


Eventos previos: Julio César nació un mortal sin poderes, hijo primogénito de la familia Julia. Su historia es el material de leyendas e historias: como se unió al Senado, conquistó las Galias y finalmente puso fin a la República y dio nacimiento al Imperio. Tras su muerte, fue divinizado por su pueblo, y así entró en la Roma Eterna, donde rápidamente se convirtió en Cónsul y gobernante.

Preocupaciones: la principal preocupación de Julio César es mantener el poder en el panteón numano, entre las intrigas y manipulaciones de los dioses. En este momento, eso pasa por conseguir ofrecer una respuesta a la situación que plantean los dioses que están acogidos como refugiados, así como por organizar una resistencia efectiva al asalto de Cronos.

Alianzas: de momento desconocidas.

Enemistades: desconocidas también.

Actos en el presente: de momento, los únicos actos que se le conocen es gestionar como mejor puede la crisis migratoria del panteón.

Disfraces que adopta: desconocidos de momento

Hijos: ninguno en teoría.

La Roma Eterna

El Overworld del panteón romano, la Roma Eterna es reflejo de todo lo que la Roma antigua aspiraba a ser: inmensas calles de marmol, oro y plata, palacios en las siete colinas, populosas barriadas, poderosas murallas... Organizada en torno al Foro Romano y las colinas principales, especialmente la del Palatinado, la Roma Eterna es sin duda perfecta.

Sin embargo, la Roma Eterna no siempre fue así, pues siendo el reflejo del panteón más vinculado a la tierra, la Roma Eterna ha cambiado mucho con el tiempo. Empezó apenas como un conjunto de casas pobres de barro y adobe, cuando los primeros dioses la fundaron: Rómulo y Remo. Si bien son los fundadores del panteón, lo cierto es que los dos hermanos pronto fueron superados a medida que otros dioses llegaban a la Roma Eterna y su contraparte mortal se volvía cada vez más poderosa. Allá donde iban los romanos, conocían a nuevos dioses, y muchos de estos regresaron con ellos a la Roma Eterna donde se asentaron.

Los choques pronto crecieron, y Rómulo y Remo aprendieron que en realidad no eran más que dioses amamantados por una loba, carentes de los aprendizajes sociales necesarios para navegar entre las intrigas del panteón más político de todos. Así que, imitando a su contrapartida mortal, Rómulo y Remo crearon el Senado Eternos, donde todos los dioses tenían asiento y se encontraba gobernado por los dos Cónsules. Si bien los primeros Cónsules fueron los dos hermanos divinos, al ser cargos electos, pronto otros dioses se hicieron con el poder y los dos hermanos quedaron lentamente dados de lado mientras otros dioses ocupaban el centro de la adoración mortal y la política divina. 

El siguiente gran cambio se produjo cuando los romanos conocieron a los griegos, su arquitectura y sus dioses. La admiración romana por las edificaciones griegas transformó la Roma Eterna, donde los dioses cada vez con más frecuencia fueron transformando sus palacios y moradas en grandiosas edificaciones de mármol blanco y prístino. Si bien la Roma mundana tardó mucho en hacer estos cambios tras conocer a los griegos, los eternos que la guiaban transformaron su mundo con celeridad.

Pero el mayor cambio llegaría de improviso para el panteón, cuando Julio César fue divinizado tras su muerte. Un general de renombre, un ávido político y manipulador, el centro de una gran cantidad de adoración... el hombre que había transformado la República en el Imperio sacudió con su llegada todo el Sobremundo romano. Sus inquinas y manipulaciones del Senado Eterno eran más exitosas que las de sus rivales, templadas como estaban por los esfuerzos y décadas de conflicto en la contrapartida humana. Aprovechando que la Roma Eterna era el Sobremundo más vinculado al mundo mortal, César transformó su poder en la ciudad mortal en una palanca imparable para obtener poder en el Overworld, y no tardó demasiado en ser nombrado Cónsul.

La muerte de su hijo adoptivo, César Augusto, también divinizado tras su muerte como Emperador, introdujo otra enorme figura política en el panteón. Y, siguiendo la estela de su padre, César Augusto pronto se convirtió en Cónsul también. Juntos, aunque carecían del poder para transformar la Roma Eterna en un Imperio en vez de una República, se garantizaron que siempre serían elegidos Cónsules y, por tanto, líderes del panteón. Y así ha sido durante dos mil años. 

La cercanía de la Roma Eterna con el mundo tiene diversas implicaciones. Antaño, su Axis Mundi se conectaba con todos los lugares de toma de decisiones políticas y religiosas romanas, con todos sus templos y foros, esparcidos por medio mundo. Sin embargo, en la actualidad, el eje se conecta únicamente con el Foro de Roma. 

Sin embargo, esta conexión con la Roma real tan fuerte hace que el panteón no solo pueda bajar sino que, ocasionalmente, puede ascender a mortales o no al Sobremundo de modo temporal. Si alguien se encuentra en uno de los edificios antiguos que todavía se tienen en pie, como el Coliseo, y realiza los apropiados rituales para atraer la atención de los dioses (y es italiano, a poder ser nacido en Roma, los dioses romanos no acuden a aquellos que no son parte del SPQR), estos suelen optar por ascenderlo al edificio en perfecto estado que se encuentra en la Roma Eterna, en lugar de descender ellos a las ruinas que quedan en la tierra. 

Actualmente, el tiempo está demostrando ser el mayor enemigo de Roma, pues la Roma Eterna se encuentra sometida al duro y salvaje asedio de Cronos, que intenta demostrar que no hay nada Eterno. Aquí y allá, los grandiosos edificios de mármol se resquebrajan por el tiempo, las estatuas se desfiguran, la plata se oxida y el oro pierde el lustre... lentamente, la Roma Eterna se va asemejando cada vez más a la Roma real, en ruinas, a medida que el poder y la influencia de Cronos se extiende.

La Capa de Plumas Negras

Descripción:
La Capa de Plumas Negras era un harapo de tela al que apenas le colgaban tres tristes plumas negras como la obsidiana. Su tela era basta y se cerraba con un simple lazo de tela negra. No había nada de glorioso o impresionante en uno de los objetos que, sin embargo, más poderosos han sido.

Historia:
Se desconoce quien creó la Capa de Plumas Negras o cuándo se hizo. Aunque teniendo en cuenta su tamaño y el hecho de que apenas hace falta una de las plumas para revivir a alguien, es obvio que ha sido usada muchas veces a lo largo del tiempo, de modo que probablemente sea bastante antigua.

De algún modo, la capa acabó bajo el desierto de Nevada, en el refugio de una serpiente titanspawn llamada Tihcutli. Creada originalmente por la Mariposa de Obsidiana, la serpiente permanecía bajo el desierto alimentándose ocasionalmente de animales y algún viajero despistado.

Así fue hasta que Phillip Taylor se enteró de que allí había un objeto capaz de darle un inmenso poder, con un guardián muy débil. Así que convenció a sus compañeros y, sin esfuerzo, derrotaron a la serpiente. Tras coger la Capa y engañar a la Mariposa de Obsidiana con un trato fraudulento, Phillip usó sus últimas plumas para ascender a la divinidad y robarle su puesto a Loki.

Poderes:
La Capa de Plumas Negras tenía dos poderes principales. Primero, por una pluma, era capaz de devolver a una especie de no-vida a cualquiera que hubiese muerto. Aunque el reanimado de este modo mantenía parte de su consciencia y mente, su cuerpo permanecía muerto y podrido.

El otro uso de la Capa era robarle la divinidad a un dios. Quien se la pusiese y la consumiese por completo usurparía el lugar de su padre/madre divino y ocuparía su lugar, apropiándose de su esencia y lanzando al dios usurpado a una extraña posición como ser de inmenso poder pero de divinidad perdida.

Actual poseedor o localización:
Actualmente, la Capa de Plumas Negras ha sido destruida, consumiéndose sus últimas plumas en el acto de alzar a la divinidad a Phillip Taylor.

Poseidón

Nombre: Poseidón, El Que Hace Temblar la Tierra, Nethuns, Rodon
Panteón: Dodekatheon

Eventos previos: Junto con Hades y Zeus, Poseidón es uno de los tres dioses más poderosos del Olimpo, aunque raramente pasa demasiado tiempo en la montaña, sino que suele permanecer bajo el mar Mediterráneo en su palacio personal.

Preocupaciones: la principal preocupación de Poseidón es la división y el enfrentamiento entre Zeus y Hades, que amenaza con destruir a los dioses olímpicos. Sin embargo, por mucho que haya intentado evitar los errores de uno y de otro, y de mediar entre ellos, cada vez es más consciente de que todos sus esfuerzos son en vano.

Alianzas: la principal aliada de Poseidón es su esposa, Anfítrite, que permanece con él todo el tiempo que puede y a menudo actúa como su enviada.

Enemistades: desconocidas, aunque probablemente ahora cuente a Zeus y Hades como enemigos, por el riesgo que suponen para todos.

Actos en el presente: Poseidón descubrió que Zeus iba a lanzarse a la conquista de una mujer mortal y eso iba a crear enormes problemas en el Olímpo. Por eso mandó a William O'Shea a intervenir e impedir ese evento, debiéndole un favor a partir de entonces. Aunque William le pidió que interviniese en la destrucción de Haití, el riesgo de daños era demasiado grande y el propio William decidió que mejor no.

Disfraces que adopta: desconocidos de momento

Hijos: desconocido, quizás ninguno si envió a William a cumplir con sus encargos.

El cruel destino de las leyendas

Las leyendas son traidoras, es parte de su naturaleza. Tomemos a Robin Hood, por ejemplo: un hombre que regresa de las Cruzadas y se encuentra con que el reino que le vio nacer se encuentra en las manos corruptas de Juan sin Tierra y sus secuaces. Así que, a través de miles de peripecias, se enfrenta a los ricos y poderosos para defender a los débiles y conseguir que Ricardo Corazón de León pueda regresar de Tierra Santa y ocupar su trono legítimo. Todo muy heroico y caballeresco, incluso romántico cuando entra en escena Lady Marian. 

Lo que la leyenda calla, a drede sin duda, es que Ricardo fue un rey nefasto, que pasó más tiempo fuera de Inglaterra en guerras de religión sin sentido que gobernando con justicia. Lo que la leyenda retuerce es que, de hecho, el reinado temporal de Juan no fue ni de lejos tan malo como el de su hermano, ni tan corrupto. Igual que la leyenda minimiza la importancia de que a Robin, que era noble, le habían quitado sus tierras y que daba igual los pobres y siervos porque él quería recuperar tierra y títulos. Esa es, resumidamente, la verdad tras la leyenda de Robin Hood.

Y, como con ella, todas. Hércules no fue como el personaje de Disney, sino un hombre demente que arrasó y mató con impunidad debido a sus poderes, en ocasiones porque Hera le azuzase pero en muchas otras simplemente porque no controlaba su ira. Sigurd no fue solo el cazador del dragón Fafnir, sino que tras su enfrentamiento con él se vuelve contra su propio padre adoptivo por temor a que este le robase su tesoro. Aunque a menudo se lo quiera describir como el hombre que derrotó a un Senado corrupto y creó un poderoso Imperio antes de alcanzar la divinidad, Julio César no fue más que un tirano que traicionó a su propio pueblo para sentarse en el trono del poder.

Los héroes no son héroes, eso es lo que demuestra la historia.

Por la mayoría de esos nombres, y de muchos más, corrió la sangre de los dioses. Y estos son tan poco dignos de confianza como sus hijos. Envidiosos, codiciosos, inmaduros, ignorantes, vengativos, cobardes... los dioses son todo eso y más. Un reflejo oscuro de la humanidad, un espejo que saca más a menudo lo malo que hay en nosotros que lo bueno a lo que aspiramos. Pero un reflejo que continuamente se involucra en nuestra historia y la retuerce.

La sangre de Aquiles no era mortal, y sin embargo trajo la ruina a Troya porque tres diosas estaban envidiosas cual quien era la más bella. Y Ramsés II tampoco era humano, usando todo su poder para incrementar un imperio a su servicio sin que le importase cometer barbaridad tras barbaridad sobre sus enemigos y rivales. Ni lo era la sangre de Aníbal cuando exigió a su gente un sacrificio brutal para mover su ejército de elefantes del otro lado del Mediterráneo e intentar someter a Roma en una guerra cuya única motivación era la codicia y el poder. 

No, los hijos de los dioses no somos mejores que nuestros padres. Y poco tenemos de verdaderos héroes.

He visto a esos autoproclamados héroes luchar contra una mantícora en el medio de un poblado, sin que les importasen los daños y las bajas civiles que podían implicar las fuerzas que liberaban. Les he visto manipular y engatusar a las personas para obtener de ellas lo que querían, desechándolas a un lado cuando dejaron de ser útiles. Les he visto poner sus increíbles inteligencias al servicio de sus ambiciones personales y dementes planes, en lugar de usarlas para ayudar al prójimo. Los he visto matar a otros en nombre de sus dioses y de bienes mayores, siendo simples peones voluntarios de los juegos que no comprenden. 

Y he dicho basta. 

Hasta aquí llega mi papel en el drama del destino, yo construiré mi propio camino. Ajeno a la divinidad, ajeno a los titanes, ajeno a las leyendas. Conectaré a la gente, compartiré conocimientos, e intentaré que los héroes sean más heroicos que nunca, o debilitaré a aquellos que antepongan sus propios intereses a los de las gentes del mundo. Creceré en poder, pero no anteponiéndome a los demás. Creceré en sabiduría, para compartirla con otros. Y defenderé el mundo, de dioses y titanes por igual.